La nutrición es la base de la salud. Lo que comemos es lo que forma nuestros tejidos y lo que aporta los nutrientes necesarios para formar hormonas, neurotransmisores, antioxidantes, es lo que nos aporta energía, lo que nos permite regenerar nuestros tejidos de mejor o peor manera, lo que nos protege de los radicales libres o toxinas del entorno, lo que hace que nuestro sistema inmunitario esté fuerte, lo que condiciona nuestro funcionamiento químico interno, el funcionamiento de nuestros órganos, nuestro cerebro, todo.
A día de hoy podemos decir que la mayor parte de la población come mucho y mal. No comemos alimentos de verdad, consumimos grandes cantidades de azúcar, alimentos procesados, con aditivos, con potenciadores del sabor y con menos nutrientes.
Hay mucha controversia e intereses en cuanto a lo que hay que comer y no comer y al final la mayor parte de la gente decide comer de todo, pero no es la mejor opción. La alimentación hay que adaptarla a cada caso en particular puesto que cada persona es un mundo y para ello, si tenemos síntomas en nuestro cuerpo que indiquen que algo no anda bien, lo mejor es consultar a un experto que nos guíe, que nos interrogue sobre nuestros hábitos, nuestras digestiones, nuestras deposiciones, que sepa interpretar los síntomas y las analíticas, identificar carencias o intolerancias alimentarias y a partir de ahí llevar a cabo una reeducación de nuestros hábitos alimentarios de tal forma que no hagamos dieta sino que siempre comamos bien, pudiendo de vez en cuando permitirnos un capricho.